Lester se degradó este sábado a depresión tropical tras ingresar a tierra en el suroeste de México, donde ocasiona lluvias extraordinarias que amenazan con provocar deslaves e inundaciones, informaron autoridades mexicanas y de Estados Unidos.
A las 18H00 GMT, la tormenta se localizaba 140 km al sureste de Acapulco y sus vientos máximos habían disminuido «a cerca de 55 km por hora», mientras se desplaza al norte a 17 km por hora, según el reporte del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por su sigla en inglés).
«El centro de Lester probablemente se disipará esta tarde», pronosticó el NHC en su reporte.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llamó a los habitantes de zonas costeras y bajas del estado de Guerrero, donde se ubica el meteoro, a tomar precauciones y no «confiarse», más aún si viven cerca de ríos o arroyos que puedan desbordarse o producir deslaves.
«Es mejor irse a la parte alta con familiares, con amigos y esperar a que pase esta tormenta porque sí va a haber bastante lluvia en esa región del país», dijo el mandatario en un video difundido en sus redes sociales.
Unos 300 militares equipados con maquinaria y herramienta fueron desplegados en Guerrero para apoyar ante eventuales emergencias, informó Ricardo Flores, comandante de la novena región militar a la televisora local Milenio.
La Comisión Nacional del Agua de México (Conagua) mantiene una zona de vigilancia por los efectos de la tormenta desde Puerto Escondido, en el estado de Oaxaca (sur), hasta Zihuatanejo en Guerrero, indicó esa dependencia en un comunicado.
El gobierno guerrerense aconsejó a la población vulnerable estar lista para evacuar a alguno de los 651 albergues temporales habilitados ante una emergencia.
También dispuso el cierre de puertos ante un oleaje que alcanzaba cinco metros de altura.
México sufre cada año el embate de ciclones tropicales tanto en su costa Pacífica como Atlántica, habitualmente entre mayo y noviembre.
En octubre de 1997, el huracán Paulina impactó la costa del Pacífico mexicano como huracán de categoría 4 dejando más de 200 muertos, siendo los estados de Oaxaca y Guerrero los más afectados.