En México hay 69 formas diferentes de referirse a una misma realidad. 69 formas diferentes de ver el mundo.
No es una exageración. En un país tan grande y con una diversidad cultural aún mayor, existen, además del español, 68 lenguas indígenas de las que se hablan 364 variantes agrupadas en 11 familias lingüísticas.
Esto hace que México esté entre los diez países del mundo con más lenguas originarias y el segundo de América Latina, solo por detrás de Brasil.
Pero esta impresionante riqueza no solo nos permite llamar a una misma cosa de muchas maneras gracias a estas lenguas, sino que algunos de sus conceptos son tan especiales y reflejan una manera tan particular de comprender lo que nos rodea que no tienen una traducción directa al español.
«Son auténticos tesoros lingüísticos que nos regalan los hablantes de México y que expresan desde sentimientos hasta formas de comer o de observación de la naturaleza», resume Gabriela Lavalle, coordinadora del libro «Intraducibles», que recopila algunas de estas palabras que necesitan de varias frases de descripción para conocer su significado en español.
Tributo a la «resistencia»
El resultado de esta publicación fue un bello compendio de palabras de pueblos originarios mexicanos con las que comparten una pequeña muestra de su cosmogonía, costumbres, momentos de la vida cotidiana y gastronomía.
Pero mantenerlas vivas y que no caigan en el olvido requieren, por supuesto, que estas lenguas continúen hablándose.
En México, sin embargo, 7,3 millones de personas hablan alguna de sus lenguas originarias. Es decir, apenas el 6% de la población total del país, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística mexicano (INEGI).
Y, pese a la omnipresencia del idioma español en México y su difusión mayoritariamente aplastante frente a las lenguas originarias, otro dato refleja la importancia de apostar por su conservación: el 12% de quienes hablan alguna lengua indígena no dominan el español.
Por eso, Lavalle destaca que el proyecto de «Intraducibles» es una especie de homenaje a todos estos hablantes originarios que lucharon, mediante sus palabras, por conservar su identidad frente al idioma que les impusieron en sus territorios.
«Tienen 500 años de resistencia, de seguir apostando por sus orígenes y su manera de comunicarse. Es un tributo a toda esa gente que defendido su riqueza y que merecen que le demos trascendencia y valoración», asegura en entrevista con BBC Mundo.
«Pero sobre todo, nuestro proyecto quiere reconectar a la gente, especialmente a niños y jóvenes, con esta parte de la multiculturalidad de México para que tampoco pierdan esas raíces y que comprendan que, entre más conozcamos de todas las culturas, mucho mayor es nuestra riqueza», agrega.
La dificultad de traducir
A cualquier hablante de al menos dos idiomas le ocurre alguna vez que no es capaz de encontrar una traducción exacta para una palabra, por lo que se ve obligado a expresar esa idea mediante una definición más larga.
Lo mismo ocurrió con la tarea de trasladar al español estas palabras originarias únicas con tanta riqueza que no se pueden traducir de manera directa, y aún menos sin alterar su significado original.
«Ese fue un trabajo complicado pero que nos fijamos desde un principio: el intentar tener una especie de traducción pero sin intervenir en el origen de las palabras y respetando lo que el hablante quería transmitir», reconoce Lavalle.
«Porque, al final del día, no podemos ‘castellanizar’ una palabra que no es nuestra ni pertenece a nuestra lengua. Pertenece a ellos», dice.
De unas 250 propuestas enviadas por hablantes de lenguas originarias de todo el país, se seleccionaron finalmente 68 palabras para «Intraducibles», que en el libro están acompañadas por sus ilustraciones y por poemas de la escritora zapoteca Irma Pineda que ayudan a su comprensión.
A continuación, te presentamos diez de estas palabras intraducibles a español que suponen auténticas donaciones de los pueblos originarios mexicanos al mundo. Para conocer el resto, puedes leer el libro completo en la web intraducibles.org