La defensa de la democracia, las libertades y el Estado de derecho como herramientas para el desarrollo de los pueblos centró este viernes la clausura del XXVII Congreso Bienal de la Asociación Mundial de Juristas en la que el rey Felipe VI alertó sobre la amenaza que suponen las crisis y pandemias.
Durante dos días, juristas, políticos y empresarios de todo el mundo discutieron en Barranquilla, la principal ciudad del Caribe colombiano, los grandes asuntos que preocupan a la sociedad y al mundo del derecho, en particular los que constituyen amenazas para la libertades.
En ese sentido, el rey dijo que el encuentro «ha contribuido también a la necesaria defensa de los valores democráticos y del Estado de derecho en todo el mundo», al tiempo que llamó la atención sobre algunos riesgos resultantes de una sociedad cambiante.
«Hay motivos para la satisfacción y la confianza, pero quedan aún muchos retos por afrontar, y hemos de permanecer muy alerta: durante los últimos años, la sucesión de crisis económicas globales y la pandemia de covid han puesto de manifiesto que hay que redoblar esfuerzos, reforzar la cooperación y ejercitar la solidaridad internacional», advirtió.
Según el rey, el Congreso puso de manifiesto que «un progreso social y económico equilibrado, sostenible, pacífico y duradero solo puede alcanzarse a través del respeto al Estado de derecho».
«No hemos de dar nada por sentado, lo que tenemos debe ser defendido y protegido, cada día, por todos. En ese camino hacia la libertad, real y efectiva, de las personas, debemos seguir apostando por la fuerza del derecho», insistió el monarca en su intervención.
El rey explicó que el Estado de derecho no solo es «garantía de la libertad, soporte de la igualdad, protección frente a los abusos de poder y medio pacífico para resolver las disputas entre los ciudadanos» sino también «un requisito esencial para lograr, con estabilidad y justicia, el necesario desarrollo económico y social».
«Ha quedado muy claro en este alto foro que la defensa de todos estos principios fundamentales afecta y atañe a toda la comunidad internacional, a la humanidad en su conjunto», agregó.
LAS FALSAS DEMOCRACIAS
En un tono más directo, la «Declaración de Barranquilla», que recogió las principales conclusiones de las dos jornadas de debates, apuntó a las «falsas democracias» en varios países de América Latina, así como al avance del populismo en Perú, Bolivia, El Salvador y México, que «pone en peligro la democracia constitucional».
«Queremos denunciar la situación de Cuba donde el estado constitucional y democrático del derecho lleva muchos años sin existir, así como mostrar nuestra especial atención en otros países como Venezuela y Nicaragua», señala la declaración, leída por Manuel Aragón Reyes, magistrado emérito del Tribunal Constitucional de España.
La Declaración se refirió a «la situación de deterioro de la democracia constitucional en algunos países que se está manifestando bajo formas de autoritarismos encubiertos con falsas democracias que quebrantan los derechos humanos».
«Cada vez más en diferentes rincones del mundo, algunos muy cercanos a esta tierra de Barranquilla, surgen tentaciones populistas que apuestan por lo que se ha denominado el exterminio democrático de la democracia», dijo por su parte el presidente de la Asociación Mundial de Juristas (WJA, sigla en inglés), Javier Cremades.
RECONOCIMIENTO A COLOMBIA
En las antípodas de ese escenario, el Congreso de la WJA situó a Colombia, elogiada por los oradores como una de las democracias más sólidas de la región.
«Colombia es un ejemplo del éxito de la democracia no solo en América Latina sino también entre todas las naciones del mundo», dijo Hilarie Bass, expresidenta de la American Bar Association, al anunciar el Premio Mundial de la Paz y la Libertad de la WJA a la sociedad del país andino por su compromiso con la democracia y el Estado de derecho.
La organización destacó que Colombia tiene «uno de los periodos más largos de Gobiernos civiles elegidos de manera democrática en América Latina y una sociedad civil que honra los derechos de la libertad de expresión».
El presidente colombiano, Iván Duque, dijo al recibir el premio que el sistema democrático, aunque imperfecto y expuesto a todo tipo de interpretaciones, motiva a la sociedad a trabajar por su preservación.
«Quizás esa condición de ser perfectible (de la democracia) es la que todos los días nos tiene que motivar a preservarla siempre, entender cuáles son las amenazas que sobre ella se ciernen», agregó Duque.