Eugenio, que triunfó en las décadas de los 70 y 80, falleció en 2001 y vuelve a ser actualidad gracias a la película de David Trueba, ‘Saben aquell’, en la que el actor David Verdaguer se mete en la piel del humorista
«Saben aquell que diu…». Así empezaba Eugenio todos sus chistes, sentado sobre un taburete, cigarrillo en mano y su inevitable cubata. Gafas oscuras, vestido de negro, largos silencios y un gesto impasible hicieron de él un humorista peculiar que inició su carrera no precisamente explicando chistes, sino como cantante –él era joyero de profesión–, y junto a su mujer, Conchita Alcaide, actuaban en un local de la parte alta de Barcelona. Formaban el grupo musical Els Dos y, entre canción y canción, Eugenio contaba chistes. Su éxito no solo radicaba en el humor absurdo, sino también en su manera de contarlos. Jamás una sonrisa salió de su boca, aunque su auditorio se partiera de risa.
Mujeriego y adicto a las drogas
El boca a oreja funcionó en aquella Barcelona de los años 70 y pronto le llegaría su oportunidad en la televisión, pero como cuentachistes, no como músico, lo que dejó a su mujer, Conchita, apartada de su carrera artística. Además, la enfermedad del cáncer fue muy cruel con Conchita y, cuando Eugenio tenía solo 37 años, se llevó a la mujer que no solo le había dado dos hijos, sino que fue el gran amor de su vida.
Eugenio tenía fama de mujeriego, pero también de hombre depresivo que buscó refugio en el alcohol y en las drogas. Tras Conchita Alcaide, el humorista rehizo su vida con Conchita Ruiz, madre de su tercer hijo, Eugeni. Su historia de amor duró doce años, pero ella acabó abandonándolo por sus adicciones.
Su segunda boda, con la policía de por medio y con Lecturas como testigo
Claro que si hubo una celebración sonada fue la segunda boda del humorista, la que le unió a Isabel Soto, en mayo de 1996. Ellos habían querido una pequeña boda, discreta, pero que contó con la presencia de las cámaras de la revista Lecturas.
Sobre una barca de pescadores, Eugenio e Isabel se dieron en ‘sí, quiero’ en una sencilla ceremonia celebrada en Sant Carles de la Ràpita (Tarragona). Además del juez de paz que los casó, allí estuvieron los dos hijos pequeños del humorista, ya que el mayor, Gerard, estaba por entonces enfadado con su padre por su relación con Isabel Soto, a la que acusaba de haber apartado a Eugenio de su familia. Con todo, Gerard se presentó en la boda. «A pesar de todo quería desearle que fuera muy feliz«, declaró a Lecturas. Era una manera de reconciliarse con su padre.
Uno de los invitados acabó en prisión
La sorpresa fue que, cuando se publicó el reportaje en nuestra revista, la policía se personó en nuestra redacción para visionar todas las imágenes que nuestros fotógrafos habían realizado del enlace.
¿La razón? Les había parecido distinguir entre los asistentes a una persona muy buscada en relación con un asunto de tráfico de drogas. Al parecer, las fotografías del reportaje se convirtieron en la prueba que necesitaban para dar con una de las personas implicadas en el delito que estaban investigando. Así, tras visionar todas las fotos, la policía procedió a la detención de uno de los invitados, que acabó en prisión.
Su primera mujer fue su gran amor
Por aquel entonces, Eugenio ya tenía serios problemas de salud. Unos años antes de su boda con Isabel Soto, el humorista sufrió cáncer de vejiga y, en 1990, tuvo un primer infarto.
El fallecimiento de su primera mujer, Conchita Alcaide, lo sumió en una profunda depresión. De carácter introvertido, su adicción al alcohol y a la cocaína marcaron su vida desde entonces. Además, se juntó con personas que no dudaron en aprovecharse de él. Su hijo Gerard, que durante unos años se ocupó de manejar la carrera de su padre, explicó a Lecturas: «Lo estafaron, un mánager se lo ventiló todo«. Eugenio llegó a tocar fondo y, según su hijo, «Cogió miedo, se encontró perdido y dejó de creer en sí mismo«.
Abandonado por su segunda pareja
Un año después de morir Conchita, Eugenio conoció a otra Conchita, con la que convivió doce años. Nunca se casaron, pero tuvieron un hijo en común. La decadencia en la que había caído Eugenio y su cada vez mayor problema de adicciones acabó con esta relación en 1993. Conchita lo abandonó harta de sus excesos y de su vida desordenada. Ese mismo año, Eugenio conoció a Isabel Soto, con la que se casaría tres años después.
En marzo de 2001 le sobrevino un segundo infarto. Eugenio tenía 59 años y no pudo superarlo. En su última época, Eugenio había dejado de ser el genial humorista que con su peculiar estilo lo hizo inconfundible. Por culpa de los excesos, empezó a fallarle la memoria, tenía lagunas y se olvidaba de los chistes. Además, no siempre era capaz de cumplir con sus compromisos profesionales, por lo que su estrella se fue apagando poco a poco.
Un día antes de su muerte, había nacido su primera nieta. Según su hijo, Eugenio le había dicho ese día que «no podía más y que quería morir».
Su vida llevada al cine
El cineasta David Trueba acaba de estrenar su última película, ‘Saben aquell’, un biopic de Eugenio, al que interpreta magistralmente el actor David Verdaguer. La película retrata los inicios, a finales de los años 60, del humorista catalán, su etapa más luminosa, hasta 1980 convertido ya en una estrella de la televisión y año en el que murió Conchita, su mujer.
Junto a David Verdaguer, la actriz Carolina Yuste interpreta a Conchita. Apuntan los críticos que ambos caminan con paso firme hacia sendos goyas.