El Gobierno mexicano se ha mostrado respetuoso con quienes se han opuesto a los nuevos materiales, pero condena la quema de los mismos.
En México, a menos de una semana para el inicio de un nuevo curso escolar, persiste la negativa de algunos sectores para usar los nuevos libros de texto educativos gratuitos ofrecidos por el Gobierno e inclusive los han quemado en rechazo a su contenido.
En el sur del país algunas comunidades indígenas hostiles hicieron una pira para quemar los libros por considerar que son contrarios a sus creencias.
El Gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se ha mostrado respetuoso con quienes se han opuesto a los nuevos materiales, pero condena la quema de los mismos.
El presidente mexicano declaró al respecto: “Uno debe tener libros y cuidar los libros, aunque sean libros en los que uno no se vea reflejado o no coincida con el contenido de estos”.
Sectores conservadores y evangélicos critican que se quiera adoctrinar a la población. “Sí a la vida no al aborto, sí a la libertad de conciencia no a la imposición ideológica, no al adoctrinamiento sexual y de género en los niños”, declaró el pastor evangélico José Tomás Bermúdez.
A pesar de las explicaciones del Gobierno de que el objetivo de los textos es educativo, algunas personas se han dejado engañar, por lo que el presidente López Obrador llamó a evitar caer en esas prácticas.
“Hay personas libre pensadoras, agnósticos, ateos, que tienen su biblia, porque es un libro importante. Cómo no voy a tener un libro, pero, es más, cómo voy a quemar un libro”, añadió López Obrador.
También, por la vía jurídica, han intentado detener la entrega de libros gratuitos que debe estar en las aulas el próximo lunes para el inicio de clases.
Un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la nación concedió una suspensión para que los libros no sean entregados en el estado de Coahuila, en el norte, con lo que se suma a otras entidades.
La Secretaría de Educación Pública asegura que los textos estarán a tiempo en las aulas para que sean aprovechados por los cerca de 30 millones de estudiantes que retomarán actividades.